viernes

revolviendo cosas viejas

Ayer vi a un hombre fumando una pipa por las calles de La Plata.

Qué evaluaciones viejas y papeles distraidos
trae una lluvia de tiempo libre
de sacar hasta de los bolsillos
cosas viejas, polvorientas,
hechas bollos.
Memoria
Mensajes de años fantasmas,
como esas máscaras que se usan para
una noche de brujas
un carnaval odioso.
Los tambores me ponen los pelos de punta
gritos de Escalofríos.
Sacudidas de cabeza.
El frío que hierve, el papel que se moja,
por qué mejor no tirar todo
a la basura.
Una feria de vanidades
esas calles no vuelven a asfaltarse
mucho mejor.
Ya me olvido el por qué de lo que escribo.
Mickey, el pato que es un cisne
acariciar gatos negros
abrir un paraguas adentro
de casa
pasar por abajo de una escalera
darte la sal en la mano
supersticiones estúpidas.
Papeles de cuando escribía con palabras raras
de diccionario.
Camisas que no quería usar
y cenizas, sahumerios caídos de las bolsas
en pijamas, en pantalones cortos
en jeans oscuros
La nada.

De tiempos extraños:
Una voz se filtra en la habitación como un fantasma que no ha sido invitado. La trae el viento, nítida y fugaz. El eco de na palabra alguna vez emitida, un sonido vibrante en esta oscuridad que ilumina la noche.
He estado en la penumbra, en tinieblas, sola y sin futuro ¿y qué me trae esta voz más que un antiguo temor? Suena como los tambores que antaño me dieron escalofríos, como bombas que aún me aterrorizan.
Entran recuerdos, agudos y graves, y hay un perfume o más bien un extraño y repulsivo algo que persigue cada uno de mis pasos.

De pesadillas.


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