Estudio para el cosechador
Despertaba en la madrugada, para cumplir con su deber.
No había cansancio, ni hambre o sed.
El trabajo de aquel que ara la tierra es dedicar su vida a un eterno amanecer,
sin ausencias o compañías.
Desde pequeño había crecido entre frutos y hortalizas
y sus músculos fuertes se debían a la cosecha vespertina.
Amigo de las lluvias. Amante del sol.
Como un espantapájaros de carne y labor
que arranca hierbajos en soledad.
Aparentaba no conocer más que el limpio verdor,
cuando sabía que la hiedra crecía sana y fuerte
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